miércoles, 6 de diciembre de 2017

Restos de un incendio.



Un carro fúnebre frente
a los restos que quedaron
de ti y de mi.

Un lamento incontrolable
de unas ilusiones estropeadas
que se entristecen hoy
por terminarse.

"Te amos" a quema ropa
asombrados de tanta mentira,
que entre llantos, aun
no se distingue si son suyos
o míos.

Un adiós definitivo atonito
de saber que le ha llegado
su punto final sin que hayan
suspensivos para salvarlo.

Una casa que lanza a gritos desesperados
"regresa" a sabiendas que ya nadie va escucharle.

Nuestros hijos con tus ojos, con mi personalidad
y tu inteligencia siguen sin entender
porque ni siquiera existieron.

Aquel perro, aquel gato que prometimos
un día cuidar, van sin rumbo, con el
corazón desecho buscando nuevos dueños.

Los planes de viajar por el mundo,
recorrer el mar, visitar la India,
o despertar juntos un día de Domingo,
sollozan por tanta blasfema.

 Los conciertos de
Andres, Diego o Marwan,
los recitales de Elvira, Bueno y Lena,
se inundan de pena al ver por delante
y tan solo encontrar dos sillas vacías.

Luego yo, tratando de entender
como es que ni el paso del tiempo,
ni el abrazo de la ausencia
son suficientes y que lo único
que quisiera ahora hacer es besarte
y no enterrar esto,
que ya definitivamente a muerto.

Y que entre tanto, duelo.

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